Multifamiliar Multifactorial.

7-SEPT-2020.
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Poor man’s penthouse


Se muestra el multifamiliar como un lugar que brinda una solución a un problema creciente, inclusive, hasta nuestros días: la rápida expansión de las ciudades y el problema de la falta de espacios habitables. Se da Pruitt-Igoe en un infortunado momento en el cual es difícil atribuirle un factor claro que ocasionara la caída de dichos edificios erguidos sobre un lote que pareciera constatar el pasado y el futuro del proyecto.

Erradas proyecciones provenientes de una fuerza claramente mayor a la humana que construye proveyendo el futuro. Uno que resultó ser más una distopía que la utopía planteada por aquellos encargados de la ciudad. Una ciudad emergente que plantó la cara y los recursos para poder borrar la parte olvidada por las autoridades en un intento de darle a la comunidad una mejor oportunidad de vivienda y de vida en general, sin contar que el trabajo y presiones económicas no estarían de su lado.

Sin embargo, no sólo es la presión del mercado la que condena al proyecto, es una fuerte totalmente humana e injustificable: el racismo. El acto tiránico de imponer orden en la raza, economía, espacios e inclusive en la formulación familiar de los habitantes provocó que el problema (y el desarrollo habitacional) cayeran en un hoyo expandiéndose rápidamente como la fiebre por los suburbios norteamericanos en ese entonces.

¿El proyecto realmente pretendía ayudar a sus habitantes o se rigió por políticas de embellecimiento plástico? Esa sería la gran incógnita que embruja al lote que alguna vez contuvo una potencial joya de la arquitectura moderna, y donde se firmaría la muerte del movimiento.

En las tres culturas


Al estar México sumido en una situación parecida, donde el centro del país estaba en proceso de convertirse en el gran monstruo urbano que es ahora, un visionario arquitecto rescató los ideales de la Unité de Habitation, de Le Corbusier, para crear una verdadera insignia del movimiento moderno en América Latina.

A diferencia de su contraparte en St. Louis, Nonoalco-Tlatelolco se impuso como una política más hacia el creciente cambio económico que la ciudad enfrentaba, llevando no sólo a la construcción de más multifamiliares en zonas (en aquel entonces) suburbanas, sino, a repensar totalmente la forma de ver la vivienda mexicana. Así, es como se cometió lo ahora impensable: que tres culturas (prehispánica, novohispánica y moderna) en un sólo sitio, mostrando así un sentido de ordenamiento e imposición a aquellos tiempos.

Tanto orden sería sólo el reflejo de las fuerzas gobernantes del país donde un acto tiránico ocurrió ahí mismo: en la plaza donde coexistían tres culturas, y dos bandos. Así se le añadiría al estatus de Tlatelolco la resistencia y la lucha social, mucho más que la verdadera revolución arquitectónica.

Años más tarde la naturaleza empezaría una búsqueda de recobrar la tierra que el hombre le habría tomado, sacudiendo en varios momentos el suelo sobre el cual los apartamentos descansaban. Pero en vez de derribar todo, mostró como la sociedad se ayuda entre sí, como la fraternidad reina sobre el caos impuesto por la naturaleza en el orden arquitectónico.

Ni naturaleza destruirá, ni la arquitectura construirá humanos


Ambos desarrollos presentan dos historias totalmente distintas las que reflejan Pruitt-Igoe y Nonoalco-Tlatelolco, ambas del mismo movimiento, concebidas en épocas y proyecciones idóneas y casi idénticas.

No sólo se debe buscar que por medio de nuestra obra se embellezca el caos, el orden no es el antídoto al caos, así como el exceso de orden condena a los proyectos. Si se le pide a la familia que deje atrás un integrante para vivir en un desarrollo no se impone orden, se impone una tiranía, no pueden coexistir más culturas de las que este orden permita. Así como también no se debe tomar por hecho que las personas tomarán el espacio como algo inerte, cada desarrollo es la iteración
perfecta de una casa, todos los problemas e historias que ocurran en ellas se magnificarán cuasi-exponencialmente para definir la identidad y esencia del lugar.

Ni la naturaleza puedo destruir los lazos e identidad humana en la obra de Pani, ni la arquitectura ordenó los problemas ni corrigió los pronósticos humanos en la obra de Yamasaki.

© Alan Castañeda | © Taller de Arte y Arquitectura Ciudad   -   2024